La orquesta banda agitaba sus propias propiedades, ejecutaban el último grito de la pieza original del swimming London, conocían el hermoso secreto del másquepop, nosotros desconocíamos los intrígulis del coco y la canela, desconocíamos las técnicas de la aproximación, tan torpes e inútiles, asombrados del primer e inesperado orgasmo: ¿qué coño ha pasado? era tan terca la naturaleza y tan suave el roce que esa bárbara clase de energía nos ponía a prueba del amor y el sexo, incapaces de discernir, pletóricos de entusiasmo, esa nueva clase de cosa que no nos habíamos imaginado ni entre los sueños primerizos.
Más que nunca esa disciplina asumida nos llevó a una huida, que por primera fue piedra angular del existir: el deseo bloqueado por mor de la obediencia: esto nos llevó a nuestras costumbres, y éstas a una manera de vida que nunca aceptamos pero que se convirtió en regla de comportamiento: era lo que había que hacer
Rota toda esa parafernalia el alma salió de las almenas y quiso navegar sin rumbo; oh estúpido, por mas poesía que llegues a leer, por mas reflexión en atardeceres variables, nunca alcanzarás la sensación de la gacela amorosa corriendo libre por su sabana, hoy ligera y grácil, mañana doliente pieza del mas indeseable depredador, solo una paradigma de lo que es la vida cuarteada en trozos de tiempo y minutos, a mayor gloria del calendario juliano
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