miércoles, 12 de diciembre de 2007
pepinos do mar
un cohombro es un pepino de mar, es una holoturia, es una especie animal que pertenece al grupo de los equinodermos, bichos que tiene espinas en su piel: los mas conocidos son los erizos de mar y las estrellas; pero también están los lirios de mar (que alcanzaron tamaños gigantescos en la era primaria) y las ofiuras. Y cómo no, los que nos ocupan
Todos los equinodermos tienen un sistema de desplazamiento y transporte interno basado en el agua que entra y sale en su sistema circulatorio de forma bastante compleja; en realidad son una vía de vida en la tierra bastante peculiar y distinta de casi todo lo conocido.
Pero no pretendo dar aquí una lección de zoología sobre estos animales tan particulares, y que llevan desde hace mas de 300 millones de años en los mares de nuestro planeta, sino que quiero escribir sobre religión moderna.
La cosa viene de una discusión con una amiga sobre el papel de ciertos componentes de los cohombros en la regeneración de los cartilagos y otros tejidos que, como los de la rodilla, hacen mas difícil la vida cuando se padecen con la edad
La discusión en realidad no se produjo sobre este hecho que tiene todos los visos de ser cierto (basta conocer el pellejo de estos animales para entender que en el puedan existir sustancias beneficiosas para ese tratamiento) sino por el lugar donde lo leíamos: un libro de un señor de estos que hoy abundan y que parecen tener la solución a todo con sustancias vigorizantes, antioxidantes, radicales libres, rejuvenecedores... y que al final vienen a ser como religiones
No se droguen, no lleven mala salud, cuidénse al máximo: solo les falta ofrecernos la vida eterna
Entiendo que efectivamente un cierto cuidado del físico es razonable para evitar padecimientos en edades mas jóvenes de lo que teóricamente nos corresponde pero me pone de los nervios todo el culto a la salud y a la estética existente hoy en día, y mas cuando viene mezclado con posturas así como muy espirituales, como si el cerebro fuera a perdurar o el cartílago a ponerse cual toro si hacemos lo correcto
es como una pseudociencia o pseudoreligión que puede ser válida para lectores del "muy interesante", pero difícilmente para quienes desean moverse en terrenos de certezas y hechos científicamente comprobables.
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