jueves, 6 de junio de 2013
la residencia
Hoy se estiró otra vez la culebra de la no inspiración, culebra como ejemplo del miedo y temor, culebra pisada por el pie puro de la virgen, culebra del temor a volver la vista atrás, a lo inevitable que pasó, que forma parte de nuestras vidas pero es en realidad vacuo y perdido, solo vivencias perdidas en el tiempo.
Por eso la culebra trajo el amor a la memoria, las personas que transformaron el ser, por mor de ese amor, de esa tendencia: sería una grosería dar nombres porque siempre eso es una grosería, además de la memoria flaca; prefiero recordar el olor al estilo proustiano, imágenes, soles o luces, comidas, y rincones, sean todos y todas fuera de sitio, incomodados por un encuentro disjunto con las vivencias nuevamente complicadas
Cuando mi padre murió los pájaros de la madrugada cantaron sus canciones iguales, sin mas problemas, y los técnicos del mas allá y el entierro hicieron su trabajo con corrección y justo detalle, nadie dijo nada, pero todo estaba claro,
el sacerdote se equivocó en el nombre pero dijo sus oraciones, la justa familia aprobó el quebranto y pocos días después volvió a sus días y horas. ciao don Juan, si lo hubiéramos sabido.
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