Tiempo en Zaragoza

lunes, 21 de abril de 2008

Rancapino










Aunque nunca ha dejado de cantar, su proyección ha sido oculta por las luces de los que están en las cercanías del poder flamenco, ese que se cuece en Madrid y en Sevilla, al calor de los jerifaltes de la cosa esta , fué tras la edición (hace ya unos años) de su segunda grabación, en la que el afamado pintor Miquel Barceló realizó la portada, que muchos descubrimos su voz afillá y su profundo conocimiento del cante.


Este disco, en el que Paco Cepero lo borda -qué grandísimo guitarrista-, tiene un sonido impecable, una grabación muy cercana, de la que el propio Rancapino está muy contento. Tiene un aire sencillo, pero de una densidad aplastante: malagueñas, fandangos, soleares, siguiriyas. El disco se cierra con una zambra preciosa, y se abre con unos tangos tremendos.

Es en estos últimos años cuando su presencia en los festivales españoles ha sido constante y como cabeza de cartel: Almería, Cartagena, Madrid, Sevilla, El Escorial, etc

Crecido, aunque mayor de edad, a la vera de Camarón; ya desde joven fue tapado por la sombra del de La Isla. Como tantos otros cantaores gaditanos su aprendizaje es familiar, con su padre Orillo del Puerto y su familia. Se le considera discípulo de Aurelio, aunque en su forma de entender el flamenco existen unos ecos caracoleros muy acusados.

Se inició con Camarón en la Venta de Vargas; y se curtió en los años sesenta en los tablaos madrileños; así como en giras por Francia y Japón.
Tras ganar en 1977 el premio Enrique El Mellizo, en el concurso de Córdoba, ha cantado en numerosos festivales andaluces. Destaca en muchos estilos, pero sobre todo en siguiriyas, soleares y malagueñas. Es muy apreciado por sus compañeros de profesión. Realmente se puede decir que hoy lleva la vara del cante. Aunque otros metan mas ruido, Rancapino es la esencia y la tradición.

La voz de Rancapino es dulce, profunda, con un rajo gitano tremendo y un respeto enorme por las formas clásicas. La malagueña la interpreta de una forma muy emotiva, y escucharle por soleá es algo catártico. Es muy simpático y sonríe continuamente. Como tantos otros cantaores (verdaderos artistas) es tremendamente humano y atento con los aficionados.

SOBRE SU APODO
"Yo era muy chiquitillo y siempre estaba corriendo en cueros, y un gitano que le decían El Mono, al verme así me decía: ¨Dónde vas que pareces un pino quemao? Y de eso viene lo de Rancapino"

SUS GRABACIONES
Tan sólo 2 discos tiene este hombre: uno, editado recientemente por Ariola y que es la reedición de su primer trabajo, allá por los setenta. También este trabajo se puede obtener con el fascículo correspondiente de la Enciclopedia flamenca de Angel Alvarez Caballero (crítico flamenco de El País). La otra grabación es la que lleva en la portada un retrato hecho por Barceló. (Por cierto que Rancapino con guasa decía que era horroroso, que aunque él se considera feo, lo de la portada lo supera. Tan gracioso es, que le decía a Barceló que hacía cuadros muy grandes para no venderlos. No imaginaría el gitano que esos cuadros grandes los compran para sitios grandes, en lugar de para un cuartito de estar de una casa cualquiera)


lunes, 14 de abril de 2008

14 de Abril Viva la república


















Aprovecho este día de aniversario de la II República española, la que por la fuerza de las armas fue cercenada, con el resultado global de un millón de muertos de nada, un país machacando al otro país, los curas bendiciendo todo ese horror, un olor a sobaco y caspa, un pertinaz sequía y casi, casi una España en blanco y negro. Este Borbón, al que trajo Franco es el rey campechano, el simpático monarca que supo hacerse el buenhombre con este pueblo bobo que a veces somos -cuan presto el día del golpe salió poniendo firmes a sus súbditos, ay cascarón- , el que nos hizo tanta gracia con ese pero te quieres callar a un presidente electo de un país soberano.

El artículo, que acompaña esta entrada del libro de navegación en que se va convirtiendo el blog este, es de un escritor incendiario, el colombiano (ahora mexicano) Fernando Vallejo; nada que ver con el Gabo al que dieron el premio Nobel. Lo publicó hace unos años con motivo de una visita de Juan Carlos a Colombia, donde no sabemos si le dijo algo sobre esa chica detenida en la selva. Lean, lean, y no se me enfaden. También el alcohol escuece pero cura.


'Bienvenida' al Rey de España

El rey Juan Carlos es uno de los grandes invitados al Congreso de la Lengua en Cartagena y también estará de paso por Medellín. Sin embargo, para el escritor Fernando Vallejo su visita es todo menos un halago para Colombia. "Bienvenida" del maestro a su majestad.



El 12 de octubre del 2004 el periódico Romania Libera de Bucarest informó de la cacería en la región rumana de Covasna, al pie de los Cárpatos, en que Juan Carlos Borbón, alias Su Majestad don Juan Carlos I de Borbón y Borbón (con el "de" y la "y" que se suelen poner estos zánganos en sus nombres para significar que nacieron de la vagina de oro), mató a escopetazos a nueve osos, una osa gestante y un lobo y dejó malheridos de bala a varios otros animales que medio centenar de ojeadores le iban poniendo a su alcance de suerte que los pudiera abatir alevosamente. Varios miembros de la policía secreta rumana disfrazados de campesinos e infiltrados entre los ojeadores protegían de los osos y de cuanto peligro se pudiera presentar al señorito. La cacería o masacre tuvo lugar del viernes 8 de octubre al domingo 10 y la organizó la empresa Abies Hunting, experta en estas bellaquerías. El rey había llegado al aeropuerto Otopeni de Bucarest en su jet privado, y escoltado por diez patrullas de la policía y varios vehículos de acompañamiento protocolario se había trasladado a las cabañas que tenía en la región para sus cacerías Ceaucescu. Los lugareños de Covasna le depararon a Su Majestad un cálido recibimiento folklórico vestidos con trajes típicos y lo agasajaron con palinca, un aguardiente de ciruela que no sé si le gustó o no al borrachín. Porque han de saber que este señorito viejo además de cazador es mujeriego, buen vividor, borrachín y corrupto. Lo de mujeriego, buen vividor y borrachín es cosa suya y de su familia, que se lo tendrán que aguantar. Lo de corrupto es cosa de España, que lo alcahuetea. Y lo de cazador es cosa mía y la que me mueve a escribir este artículo para denunciar al bellaco. Dada la absoluta insensibilidad de la mayoría de los seres humanos ante el sufrimiento de los animales, pero dada también la indignación general que causan en todos lados la venalidad y los peculados de los funcionarios públicos, voy a mencionar de pasada a algunos de los amigos íntimos del rey, con quienes ha tenido negocios (ya no más porque están en la cárcel) y quienes, tramados en la más embrollada red de complicidades y llenándose de paso sus bolsillos de millones, han hinchado las arcas reales con los sobornos que han sacado de aquí y allá con su consentimiento y usando su nombre hasta el punto de convertirlo, del pobretón que era cuando llegó a la Corona en 1975, en uno de los hombres más ricos del mundo: en el 2003 la revista Forbes le atribuía una fortuna de 1.790 millones de euros. He aquí unos cuantos de sus amigos delincuentes:

Javier de la Rosa y Manuel Prado y Colón de Carvajal (otro con la "y" y el "de", nacido de la chimba de oro), condenados en diciembre del 2002 por la Audiencia Nacional de España el primero a cinco años y medio de prisión y el segundo a dos por los delitos de apropiación indebida y falsificación de documentos (75 millones de euros le transfirió De la Rosa a Prado para que éste se los repartiera con el rey). Mario Conde, "el banquero de la monarquía", que se embolsó 8.000 millones de pesetas, y que fue condenado por el Tribunal Supremo por los delitos de estafa, apropiación indebida y falsificación de documentos a 20 años de cárcel que viene purgando desde diciembre de 1994. Este Conde sin condado, un "financiero" (hampón), es el del famoso caso del banco Banesto, que presidió de 1987 a 1993 y donde el rey tenía dos cuentas, la 8317-172 y la 148963-172, vinculadas con operaciones en la Asturiana de Zinc, Sindibank y el propio Banesto. Alberto Alcocer y su primo Alberto Cortina, "los Albertos", del Banco Zaragozano y asiduos del Palacio de la Zarzuela, a quienes en marzo del 2003 el Tribunal Supremo condenó a tres años y cuatro meses de prisión por los delitos de estafa y falsificación de documento mercantil en la venta de la sociedad Urbanor, propietaria de los terrenos donde se construyeron las torres KIO de los kuwaitíes (de cuyos fondos en 1992 De la Rosa transfirió 12 millones de euros a una cuenta personal en Suiza del "administrador privado del Rey", el mencionado Manuel Prado y Colón de Carvajal). Los Albertos pidieron el indulto al Gobierno, que lo denegó, tras de lo cual recurrieron la sentencia del Tribunal Supremo ante el Constitucional, recibiendo el apoyo del rey. Obligados por la condena del Tribunal Supremo a renunciar a sus cargos en el Banco Zaragozano y a vender la participación del 40 por ciento que tenían en la empresa Barclays, se embolsaron en esta última operación 453 millones de euros. En los montes de Toledo tienen una finca de 2.000 hectáreas, Las Cuevas, donde para venderles una flota de carros de combate y cañones a los saudíes los invitaban a cazar en el mejor estilo del franquismo, cuyos jerarcas solían cerrar sus negociados y tramar sus corruptelas en el curso de las cacerías, a las que tan aficionado era el Caudillo. Impuesto por éste, Juan Carlos Borbón, el cazador, no surge pues de la nada por generación espontánea: brota de lo más corrupto e inmoral de España. Es la herencia infame que les ha dejado Franco a los españoles después de haber arrasado con su cultura.

Tres hijos oficiales y reales tiene Juan Carlos: dos infantas y un principito, casados todos y en pleno delirio reproductor. El principito anda ya por los cuarenta y se ha convertido en un principote alto y largo como una cañabrava que mandan a las tomas de posesión de cuanto presidentucho de América no alcanza a merecer rey (como Uribe) para que se destaque entre los invitados y los aborígenes por su gran altura moral. Lee bien los discursos que le escriben, a diferencia de su papá que será muy bueno para la escopeta y la rapacería pero que nos ha resultado a los de la raza hispánica bastante torpe de lengua así lo pongan a presidir los congresos de Academias de la susodicha, como el que viene a inaugurar en Medellín, la ciudad de las orquídeas en el país de los doctores (donde se le dice "doctor" a cualquier hijueputa).

Señor alcalde de Medellín: ahora que vaya el rey a mi ciudad y lo suba en su Metrocable para mostrarle desde arriba la bella villa toda despedorrada abajo por las obras de su Metroplús, muy respetuosamente le recuerdo que se debe dirigir a él como "Majestad", que es como le dijo Uribe en la última cumbre en que se vieron en el Cono Sur: "Majestad -le dijo con su vocesita, sumiso, el bajito mirando hacia arriba-, cómprenos nuestros productos pero no la coca, que nos hace mucho mal". ¡Pendejo! ¡Qué va a saber el Rey de España qué es la coca! Habrá pensado que son las Coca Colas que producimos en Colombia y no el polvito blanco que tan felices hace a muchos y que fabricamos con gran ingenio artesanal en nuestras cocinas repartidas por todo el territorio nacional como Tirofijo.

En fin, lo que el periódico rumano sacó a la luz no fue más que la punta del iceberg: la testa coronada estaba yendo a Rumania a cazar furtivamente desde hacía décadas, desde los tiempos de su compinche Ceaucescu, el tirano sanguinario de Rumania, que lo invitaba. Y a propósito de genocidas y tiranos, sabemos de una carta del 4 de julio de 1977 en que nuestro Borbón, recién encaramado al trono y en plena pobreza, le extiende la mano al sha de Persia: "Me tomo la libertad, con todo respeto, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder 10 millones de dólares como tu contribución personal para el fortalecimiento de la monarquía española". "Con todo respeto", como piden los mendigos de Bogotá. Y a la monarquía saudí le pidió un crédito de 100 millones de dólares, que la empresa kuwaití KIO le entregó a Manuel Prado y Colón de Carvajal a cambio de que durante la Tormenta del Desierto la aviación estadounidense pudiera disponer a su antojo de las bases españolas de Rota y Torrejón. Y hasta el sol de hoy. Nunca pagó.

Otros amigos y cómplices del Borbón son el georgiano Zourab Tchokotua, procesado en Mallorca en 1978 y 1992 por estafas inmobiliarias; el dueño de la FIAT Giovanni Agnelli implicado en casos de corrupción en Italia; y Marc Rich, calificado como "el delincuente más inescrupuloso de la era moderna", prófugo de la justicia norteamericana que lo perseguía por 65 delitos, enriquecido por sus suculentos negocios con la mafia rusa, Milosevic y la empresa Hallyburton de Dick Cheney y nacionalizado español.

"El rey de todos los españoles" no tiene que rendir cuentas de sus acciones, no se le pueden fincar responsabilidades, goza de inmunidad penal ante cualquier delito y está protegido por la Consitución, que lo considera inviolable. Y como si esto fuera poco, el artículo 490 del Código Penal español amenaza: "El que calumniare o injuriare al rey será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años si la calumnia o injuria fueran graves, y con la multa de seis a doce meses si no lo son". Y así han llevado al banquillo entre varios, acusados de injurias al rey, a Jesús Zulets por una caricatura en la revista El Cocodrilo y a Javier Madrazo por decir "ya que le pagamos policías, yates, viajes a esquiar y a montar a caballo, no habría estado de más que por una vez abandonase sus ocupaciones y compartiese con la sociedad su preocupación por la guerra de Iraq". Sin embargo cuando José María Ruiz Mateos, prófugo de la justicia española, acusó desde Londres al rey de haber aceptado "miles de millones" no sólo de su propio bolsillo sino del de diversos empresarios y el Fiscal General del Estado lo iba a procesar por el delito de injurias, lo que habría podido convertirse en un sumario contra el impúdico monarca quedó reducido a nada, le dieron carpetazo al asunto. De la secta tartufa y cazadora de herencias del Opus Dei, este Ruiz Mateos fue el artífice de Rumasa, un holding de infinidad de empresas que le expropiaron. La Audiencia Provincial de Madrid lo ha condenado recientemente a tres años de cárcel por los delitos de alzamiento de bienes y de insolvencia punible en la venta de la agencia de viajes Mundo Joven, pecata minuta frente a la inconmensurable magnitud de sus fraudes. Éstos son pues los que le untan la mano al monarca y los que lo han situado en un buen puesto en el ranking de la revista Forbes.

Pero no nos desviemos y volvamos a los osos. No bien Romania Libera destapó la cloaca los ecologistas pusieron el grito en el cielo. Pero no porque don Borbón hubiera masacrado a mansalva a unos pobres animales que nada le habían hecho, sino porque estaba violando una ley internacional ya que el Urusus arctos, la especie de los osos que "abatió", está protegida por la Convención de Berna de 2001. Yo no tengo nada que ver con los ecologistas que creen, como ese libro imbécil del Génesis, que los animales están ahí para el servicio del hombre y que para eso los hizo Dios. Dios no existe y me importa un comino que se vaya al diablo este planeta. Para mí, simplemente, los animales son mi prójimo, los quiero y considero una solemne ruindad ir a matarlos por diversión. ¡Pero qué! Educados como hemos sido los colombianos y los españoles en la infame religión de Cristo que no tuvo ni una sola palabra de compasión por ellos, ¿qué se puede esperar de nosotros? Como les dijo a los ecologistas Demetre Janos, un funcionario rumano que participó en la cacería real, en declaraciones para el periódico Crónica cuando la polémica pasó de Rumania a España: "Su Majestad estuvo de visita privada. No entiendo por qué los ecologistas montan tanto jaleo. ¿Por qué no se manifiestan cuando se mata el cerdo en Navidad, o en contra de que las sopas se elaboren con gallinas?".

No escarmentado con el revuelo que desató en España y en toda Europa, don Borbón volvió a sus andadas y en octubre pasado fue a Rusia invitado por Putin y en la región de Vologda, en el noroeste del país, mató de un disparo a Mitrofán, un oso domesticado que le soltaron habiéndolo emborrachado antes con vodka mezclado con miel. Y este hombre valeroso es al que hoy invita el alcalde de Medellín con la esperanza de que se monte en su Metrocable y suba al barrio Santo Domingo Savio, en nuestras sangrientas comunas, a ver si salimos en la prensa internacional ya no por los carteles de la droga y nuestros incontables asesinados sino como anfitriones de todo un Congreso de Academias de la Lengua, que el zángano real va a presidir. ¿Y con qué derecho? ¿Qué ha hecho él por la lengua española, si ni siquiera sabe leer los discursos que le escriben? Piénselo bien, señor alcalde, antes de decirle "Majestad" a este bellaco, ya que metió las patas invitándolo a Medellín para arrodillársele, e infórmese y aprenda historia, por si no la sabe. Este Borbón es nieto del frívolo Alfonso XIII, que tuvo que salir huyendo a Roma, y descendiente de Fernando VII, el déspota tarado que provocó la guerra de Independencia de América convirtiendo a este continente que estaba unido en una colcha de retazos de paisuchos limosneros y desgarrando a España. Y no se olvide de estos versos de Epifanio Mejía, que hoy cantamos en el Himno de Antioquia:

Nací libre como el viento

de las selvas antioqueñas,

como el cóndor de los Andes

que de monte en monte vuela.



No me vaya a salir ahora como el Cid, de quien se dice en su poema: "Qué buen vasallo sería si tuviera buen señor". ¡El héroe nacional de España soñando con ser criado! España no tiene redención y nuestra gran desgracia ha sido que nos colonizara esta raza, la más cerril de Europa y la más cruel con los animales, la de la Inquisición de Torquemada, la gran lacaya de la puta vaticana de Roma, la nación de los tiranistas que fueron capaces de gritar cuando los franceses los querían liberar de Fernando VII: "¡Vivan las cadenas!" España, capaz de tirar cabras vivas desde los campanarios de las iglesias.

En Tordesillas (provincia de Valladolid), el martes de la segunda semana de septiembre y durante las fiestas que se celebran desde hace siglos en honor de Nuestra Señora la Virgen de la Peña, se corre el famoso "toro de la vega": sueltan un toro para que una horda de católicos de a pie y de a caballo y armados de lanzas que terminan en afiladas hojas metálicas lo persigan y lo alanceen una y otra vez en cualquier parte del cuerpo, pero eso sí, sin matarlo ni usar vehículos de motor por prohibición expresa del Ayuntamiento que es muy civilizado. Al toro lo obligan a cruzar un puente que desemboca en una vega y por ella sigue la persecución hasta que el animal cae al suelo exhausto. Entonces el que llega primero lo remata acuchillándolo en la nuca, le corta los testículos que enarbola en una lanza y como premio del Ayuntamiento recibe otra lanza, ahora toda de hierro, y una insignia de oro. En cambio en las fiestas de San Juan en Coria (provincia de Cáceres), al toro no lo alancean: lo acosan por las calles durante horas bajo una lluvia de dardos que la chusma católica y borracha le lanza con cerbatanas hasta que lo matan. Y en Medinaceli (provincia de Soria), ni lo alancean ni lo asaetean: echan el toro a correr vuelto una bola de fuego. Son los "toros de fuego", de los que los hay también en las provincias de Zaragoza, Teruel y Tarragona y por toda la comunidad valenciana: la turba arrastra al toro hasta un pilar donde lo inmovilizan, le atan en los cuernos un dispositivo metálico con bolas de material inflamable (como las candilejas de nuestros globos) que encienden y sueltan al animal que huye envuelto en fuego mientras el líquido encendido le chorrea por la cabeza y por los ojos. O como los toros "ensogados" de las provincias andaluzas de Almería, Málaga, Huelva, Córdoba, Cádiz y Jaén; o los de Lodosa en Navarra; o los de Cenicero y Cabretón en La Rioja; o los de las provincias aragonesas de Zaragoza y Teruel; o los de la provincia catalana de Tarragona, o los de San Sebastián en el País Vasco, víctimas todos de la crueldad más vesánica. O como las vacas "enmaromadas" de las provincias de Zamora y de Cuenca o las que sacrifican a la vista del que pasa por las calles de los pueblos de Extremadura. O como las becerradas de El Burgo de Osma (provincia de Soria) o las de Segovia en que sacan terneros al ruedo para que la turba los golpee, les clave banderillas y los mate. Y todo ello en honor de las Vírgenes y los santos de nuestra infame Iglesia Católica, Apostólica, Carnívora y Romana, que calla y mama de la ubre grande de la vaca. Todo esto es hispanismo, cultura hispánica, de esa que tanto defiende mi taurófilo amigo Antonio Caballero, en lo cual, con todo y ser él la conciencia de Colombia, coincide con el difunto padre de nuestro reelecto Primer Mandatario, y padre asimismo del tenebroso Santiago, el de los Doce Apóstoles. Papá Uribe solía organizarles corridas de toros en sus fincas a los Ochoa, los del cartel de Medellín, nuestra inefable Medallo a la que dentro de unos días llegará el Rey entre centenares de agentes secretos españoles y un batallón de soldados colombianos, más cuidado que ni que fuera la chimba de la Virgen.

¿Juan Carlos Borbón es una vergüenza de España? No. España es una vergüenza de la humanidad. Él la representa a la perfección. España es eso: crueldad con los animales, cerrazón del alma, servilismo de lacayos. Hay que sacarla de la Unión Europea rapidito, antes de que la pudra.

Señor alcalde de Medellín, paisano: por desinformación e ignorancia de la Historia (y no quiero pensar que por bajeza moral) metió usted las patas al invitar a mi ciudad a ese bellaco. No nos vaya a salir ahora de arrodillado con zalemas uribescas, lacayunas. Nada de "Majestad", que le va a sonar muy lambón y montañero. Dígale doctor. Doctor Borbón.

Ah, y no lo suba en su Metrocable que de pronto se le descula. Mejor llévelo a La Macarena y que Santiaguito Uribe, buen hijo de su papá, le organice una corrida.



viernes, 11 de abril de 2008

Zitarrosa






















Alfredo Zitarrosa, al volver del exilio llenó el estadio Nacional de Montevideo, de forma espontánea, como solo hacen los verdaderos hijos del pueblo. Este uruguayo tuvo una vida azarosa ya desde su nacimiento pues fue hijo natural y se crió a caballo entre su madre y otras familias: de hecho el apellido le vino de un argentino que fue su padrastro. También desapareció joven, recién cumplido el medio siglo

Desde siempre tuvo predilección por la poesía –así lo reconocieron Onetti o Borges- pero es quizá cuando cantaba con esa entrega tan verdadera, ese acento inconfundible ese inmenso respeto por el folklore que musicaba con guitarras sencillas y eficaces, y unas letras sensacionales, duras y certeras; obviamente sociales o de izquierdas (aunque no me gusta este epíteto: las verdades son verdades, y punto) como no puede ser de otra forma en este teatro de mundo que vivimos.

Las verdades suyas las prohibieron en Chile, en Uruguay, en Argentina; los asesinos. El se hubo de exiliar, estuvo incluso en esta España nuestra aunque no sé si le dieron mucho cuartelillo, hay en youtube una entrevista (un fragmento) hecha, yo creo, por la voz y la chulería, que es José María Iñigo, quien creía que era argentino; insiste cuando le corrige Zitarrosa, diciendo: aquí todo el mundo piensa que eres argentino: y Zitarrosa, educado, pero por derecho; le dice que ya que lo llamó para entrevistarle debería haberse informado (nos suena de algo esa prepotencia del cuarto poder). El periodista, quiere arreglarlo cuando, al hablar de la milonga, le insiste en que esta es argentina.. juas

Personalmente me emociona oirle cantar, a veces mucho, ese enorme poema llamado Guitarra Negra, del que os dejo una muestra; es la obra de un gigante, de esas personas cuya vida es a pesar de los vaivenes ejemplo y excusa para seguir creyendo en esta garrapata que es el ser humano.

El texto es duro, algo gore incluso, pero al hablar de la libertad humana, como es el caso: la vaca es el esclavo, el hombre, quizá el tupamaro, no se puede andar uno con chiquitas. Me gusta el texto, cuando dice los de uruguay for export: irónico, mordaz, pero con tanta ternura, a pesar de todo.

Uruguay for export

Temblando, con el frontal partido por el marrón, por el marronero, cae sobre sus costillas, pesada como un mundo, la res... Cae con estrépito, de bruces sobre el cemento... balando al descuajarse su osamenta, ya sólo un pobre costillar enorme, ya sólo un pobre cuero y sangre, media tonelada de huesos astillados, hincados en toda esa vida temblorosa y atónita... Ahí se va alzando, como un pesado pingajo, atrapada por la pata por un gancho que le salta arriba, que la alza por un ojal abierto en el garrón de un cuchillazo en plena estupidez sentimental, en plena media tonelada de monstruoso dolor, incomprensible, absurdo, balando, plañidera y tonta, como un escarabajo que no piensa, mientras medita lentamente por qué duele tanto y por qué duele qué parte de quién que es ella misma, la res, abierta al descuartizamiento atroz por todas partes, que nunca habían dolido y que eran tantas partes, tan extensas... y que pastando nunca habían dolido... haciendo leche, esperma, músculos, crin y cuero y cornamenta viva, que eran la vida misma manando hacia sus adentros, vibrando tiernamente como un sol cálido hacia sus adentros... y nunca habían dolido... Ya está colgada... Las patas delanteras se enderezan, se endurecen y avanzan hacia adelante y hacia arriba, implorantes y fatalmente rígidas, rematadas en cortas pezuñas que hace un instante amasaban el barro del corral, el estiércol de otros cien balidos, dinosaurios del siglo de las máquinas, nacidos para morir de un marronazo... Ahora ya es carne azul colgada en la heladera: "Uruguay for export"... Aquella res, que murió de un marronazo, cayó y tembló todo el frigorífico... Aquella otra res que recibió el marronazo en plena frente, de dos dedos de espesor, mientras entraba al tubo desconfiando porque allí no había pasto, alcanzó a comprender que había otra res delante, balando, que ya se la llevaba el gancho... y cayó detrás, también, y el cemento tembló bajo esos huesos... Aquella otra res, que esquivó el marronazo y que cayó también, con un ojo reventado y una guampa partida, deshecha, también cayó y tembló la tierra, tembló el marrón, tembló el marronero; la res, murió temblando de dolor y de miedo... de un marronazo en plena frente "for export" del Uruguay...

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lunes, 7 de abril de 2008

Maestros




















El maestro es el que enseña, y lo hace con una cabezonería fuera de toda duda: él sabe la vara de medir (en su ciencia, o arte, que tanto monta)

Por ello puede ser duro, arisco, maleducado: en realidad usa ese ardid para su propósito: si no pertenecería a otra categoría: funcionario, currante, obsoleto, mameluco...

Hay maestros públicamente reconocidos: lamentablemente en esta España de nuestras congojas llaman maestros a los matadores de toros; cosa que entiendo porque hacen falta cohones para ponerse delante de la bestia, y encima encelarla, dominarla y componer figuritas de postín; pero por otro lado, ese juego, basado en matar a un dulce bicho delante de gente, con buenas bazas en las manos y alrededores; no creo que sea para que a alguien le llamen maestro: qué pues a Fleming, Goya o Erastótenes.

Dónde el maestro?? Llegados a cierto punto en el convento (quiero decir del tiempo asignado a nuestra vida presente, tan poco y tan largo, en ocasiones) uno comienza a buscar el maestro que dé los pasos para llegar a buen final. A buen puerto, a un puerto seguro del que emane algún calor en la jodida recta última que te lleva al valle de Josafat (espero que seamos delgadicos, porque sino tendrán que asignar turnos)

Buscas en libros, buscas en poetas o cantantes, en pintores o científicos, pena me dan los que miran en deportistas, números uno y demás calandrias; buscas pero no hallas: miras a los ojos de los ojos de los maestros y ves un enorme agujero que se traslada, o se mueve o parece no tener fin: pues el maestro, ay, también busca maestro

Maestra, si cabe, la vida, la que enseña, la que hace las cosas siguiendo unas increíbles leyes, que llamamos físicas, y sin importarle una higa los errores, porque tiene el tiempo de su parte. Maestro, si acaso el amor, que puede hacer que unos suaves y tiernos amantes, paren el reloj solo para amarse, como si les fuera la vida en ello

La foto que ilustra este comentario es toda una enseñanza de la vida: la hizo Robert Doisneau a una pareja, entonces eran novios, y a los que tras conocer en un bar parisino, propuso esta sesión. Pagó a uno de los modelos (no sé porque me da que fue el maromo) una cantidad mediante recibo, esto le permitió escapar de la justicia cuando, muchos años mas tarde, la foto, publicada en papel y paredes para idealizar (y de paso traer turistas ) un París romántico, reventó como icono. A por la pasta, se dijo alguno, y consecuentemente, fueron a por el original que se vendió en el 2005 por mas de 200000 dólares con presencia –ahora sí- de la zagala, supongo que para animar la venta, y, de paso, espero, llevarse un pellizquito

Y siguiendo con la lección, Doisneau declaró:

“Jamás me habría atrevido a fotografiar a una pareja así en la calle. Amantes besándose en público, raramente tienen una relación legítima"