Tiempo en Zaragoza

lunes, 10 de diciembre de 2007

mina grande grande grande




aprovecho que ha publicado un disco en castellano con duetos (Serrat o El Cigala, entre otros) para pegar un artículo publicado en el año 2000 y que explica mejor que podría hacerlo yo la barbaridad que supone esta artista

Mis recuerdos de infancia son de una Mina en blanco y negro que no me entusiasmaba precisamente, pero pasado el tiempo oir esa voz tan brutal, capaz de todos esos registros, tan negra, y con arreglos pop estratosféricos, me han convertido hace un tiempo ya lontano en un fan. Desde luego sería capaz de pagar un dineral y desplazarme a donde fuera para poderla escuchar en directo, pero imagino que su radical decisión (como tantas otras que ha tomado en su vida) de abandonar los escenarios la mantendrá hasta el final

Para mí Mina es una artista de verdad, y pocos, muy pocos y pocas se le acercan

05 aprile 2000
El Pais
Media Italia suspira por el regreso de Mina (español)



Con 60 años recién cumplidos la cantante sigue grabando
y triunfando, pero permanece alejada de la escena

Acaba de cumplir 60 años - lo hizo el pasado 25 de marzo - lleva desde 1979 retirada de los escenarios y sigue cantando y grabando discos que se venden como churros. El mito Mina sigue teniendo plena vigencia. En realidad, Mina no ha dejado de estar en el corazón de los italíanos (y de muchos foráneos) desde aquella noche de 1958 en que debutó en un baile de un pueblo de Mantova, o, más precisamente, desde que en 1960 desarboló a San Remo cantando Non sei felice y È vero. Pero el caso es que Mina no quiere saber nada de volver a la escena.
Se lo ha pedido Pavarotti, se lo ha rogado en carta abierta su hermano Adriano Celentano, se lo exigen casi letristas y cantantes famosos, internautas anónimos, políticos y gays unidos por sus clubes de fans, incluso jóvenes que sólo han visto sus maravillosos videos antiguos (entre otras cosas, Mina fue pioniera en interpretar las canciones comiéndose las cámaras).
Pero Mina ha dicho no a todas las rogativas. Es una mujer de principios muy sólidos: en estos 21 años sólo ha roto una sola vez su reclusión en Lugano (Suíza), por lo que su nueva imagen sólo ha sido vista, aparte de en las portadas de sus discos, con motivo de aquel viaje a Brescia con su nueva pareja. Ese día, un paparazzo le robó una foto y enseñó al pais su aspecto desmejorado y algo triste, apenas disimulado por unas grandes gafas oscuras.
Como consuelo, todo el mundo sabe ya que habrá más discos, de lo que su amor por la música sacra, que saldrá a final de año y en el que cantará en latín y en español. La idea, por cierto, ha levantado ya sus ampollas entre los clérigos italianos, que dudan de la conveniencia de que la revolucionaria Tigre, la mujer que primera se puso vaqueros en Italia, la primera que aceptó ser madre soltera sin tapujos, la cantante que arrebató y llevó a la cama a varias generaciones de italianos (y extranjeros) con su manera entre sensual, viciosa y romántica de interpretar las canciones, ataque ahora las muy puras partituras gregorianas.
Lo que nadie duda es que lo hará sin ningún miedo y con su buen gusto habitual, porque ésas - además de la claridad de ideas, un humor exquísito y una capacidad de autocrítica absolutamente rara: llegó a decir que las 13 películas que hizo deberian ser pasados por la trituradora - son las características esenciales de esta cremonesa de buena familia que salió transgresora, valiente y tan independientte como para vender más de 55 millones de discos a lo largo de una carrera en la que interpretó como nadie cientos de canciones, grabando más de 40 álbumes.
Llena de magia y de misterio, vistiendo minifaldas o sofisticados trajes de noche, disfrazada de chica yeyé o de heroína rompedora y travestida en honor de la comunidad homosexual masculina, Mina dejó durante sus 20 años de éxito arrollador un aluvión de imágenes y sentimientos contradictorios. Fue mito feminista y sex symbol irresistible, cantó con ironia dramas terribles, enseñó felicidad y desencanto a partes iguales, sedujo y despertó odios.
Alguien ha dicho que Mina enseñó a sentir, a vivir la vida y a gozar de los placeres mundanos como ninguna cantante lo habia echo nunca. Y eso lo supo mejor que nadie la muy vaticana y moralista RAI, que censuró sus apariciones desde que, en 1959, la cantante tuvo un hijo, Massimiliano, sin estar casada.
Poca cosa, aquella censura paleta, para una mujer tan llena de mundo y de vida como ella, para aquella mujer cambiante, que a veces era guapa y otra veces sólo irresistiblemente atractiva, capaz de enamorar a la gente cantando canciones que en otras voces resulta imposible imaginar, canciones como Nessuno, Bussarda, Parole parole, Brava, Bugiardo e incosciente, Grande, grande, grande…

Rabia y ternura

"Eres la mejor, hermana, testaruda genial", ha escrito estos días Adriano Celentano en la prensa italiana. Con Mina, su vieja colega de Sanremo, Celentano ha vendido 1,3 millones de copias en dos años con un disco hecho a medias, una experiencia común durante la cual, ha dicho el cantante, sintió a la vez rabia, "por su terquedad", y mucha ternura: "Me hubiera gustado matarte y a la vez abrazarte".
Pero ha sido su segunda hija, Benedetta, actriz nacída en 1971 de un padre distinto al primero, la que ha explicado estos días, con una exhibición de impudor que parece sincero, las posibles raíces de la loca, enorme y descontrolada pasión que aún siente Italia por su tigresa: "Mi mámá es grandísima", ha dicho, "La admmiro porque ha tomado decisiones radicales, porque sabe rechazar cualquier cifra que le ofrecen por volver y sigue siendo fiel a sí misma, y porque ama la musica de verdad, hasta el punto de que continúa oyendo todas las cintas que le mandan y de que trabaja en los discos durante un año entero". "Es tan buena", concluye la figlia, "que algunos la consideran un monstruo, una tipa que asusta por su personalidad libre e indomable".
Aunque el que mejor lo ha resumido es Mauro Salvaz, un anónimo internauta fanático, al enviar este e-mail a la discográfica de Mina: "Hay mucho más arte en un movimiento de las manos de Mina que en la mayor parte de la música ligera italiana".

Articulo enviado por José Sólis


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